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EN REPÚBLICA DOMINICANA EL RETO ES LA MOVILIDAD SOSTENIBLE.

EN REPÚBLICA DOMINICANA EL RETO ES LA MOVILIDAD SOSTENIBLE.

Como espacios esencialmente residenciales es claro que los barrios deben ofrecer a sus miles de habitantes las opciones de un modelo de movilidad que sea sostenible y eficiente. Lo retos están dirigidos a educar a sus residentes y usuarios sobre las bondades de unas formas de transporte organizados y alternativos en donde los desplazamientos regulares sean a pies. y en bicicleta y una red de estacionamientos en su interior que hagan amable su desplazamiento en ellos y favorezcan la peatonizaciòn.  De lo que se tratas es de tener en cuenta los centros de atracción de movilidad locales, así como pensar de forma creativa la interconexión entre barrios cercanos.

Carlos Arias 03-09-18


El siglo XXI es el siglo de las ciudades. Ya hay 2 con más de 30 millones de habitantes, 31 con más de 10 millones y 500 con más de 1 millón de habitantes. Aunque la calidad de vida está mejor garantizada en las ciudades intermedias de hasta 500.000 habitantes, con acceso a internet, el comercio bien distribuido, una red de espacios públicos disponibles y buenas comunicaciones, parece que todavía no nos hemos enterado.

Lo que sí sabemos es que la competitividad en el futuro de las ciudades se juega en el terreno de la movilidad. Las que la sepan gestionar serán competitivas y atraerán talento e inversiones, al tiempo que reducen los costes de vida, y las que no, quedarán atrapadas en el caos de la congestión y la contaminación. La movilidad urbana es un área que, si bien no es la panacea a todos los problemas sociales -ninguna área lo es- en tanto el desarrollo es un sistema integrado, si aporta y mucho en la mejoría de la vida de las personas y en la construcción de oportunidades sociales, sobre todo para las capas con menores ingresos.

Cuando la ciudad no presta adecuada atención a los retos de movilidad como un elemento importante de la sostenibilidad, esta, la movilidad, se convierte en un generador de desigualdad social. Los sectores con menos ingresos generalmente habitan en lugares alejados de los centros urbanos que son los que mayormente están mejor dotados y concentran las actividades económicas, este hecho produce desplazamientos masivos en horas pico, uso excesivo de vehículos con una o dos personas, enorme gasto de combustibles y un aumento de los costes de los pasajes, así como entaponamientos que aumentan los tiempos de desplazamientos.

Igualmente, los gobiernos se ven compelidos a invertir grandes cantidades de fondos públicos en la construcción permanente de calles y autopistas en detrimento del monto de inversión en servicios sociales vitales como lo son educación, salud, espacios públicos adecuados y en las propias soluciones de transporte más eficaces y sostenibles.

La ciudad actual es un monstruo energivoro: se alimenta de energía. El modo en que se han construido, alentado por el modelo de negocios basado en los combustibles derivados del petróleo y el coche, han devenido en una cultura que es corrosiva del medio ambiente y gran consumidora de espacio.  Las ciudades en este modelo no son pensadas para las personas, sino para los coches.

La ciudad de Santo Domingo no es la excepción en esta regla ineficiente. Santo Domingo ha conocido un crecimiento horizontal desplanificado, concentrando en un centro urbano, alejado casi de todo, la mayor cantidad de servicios, lo cual obliga a un desproporcionado caos urbano en la forma de la movilidad actual en la ciudad.

En el contexto de la ciudad capital, los barrios, sin embargo, presentan condiciones para lograr el establecimiento de modelos altamente eficientes de movilidad urbana, primero por su tamaño la mayoría de los barrios son abarcables a pies y si se planifican bien estos asentamientos pueden  reunir en su entorno una gran cantidad, sino todos, lo servicios sociales esenciales que requieren sus residentes. Unos barrios que se mueven de forma sostenible en su interior suponen menos desplazamientos hacia fuera de los mismos. Contrariamente al interés colectivo, los intereses del mercado concentran servicios y ofertas de consumo en el centro con lo cual obligan a las personas a desplazarse, generando unos desplazamientos en hora picos que hacen que la ciudad sea insostenible.

Decía H. Marcuse, (2009: 5) que las soluciones espaciales son una parte necesaria para eliminar las injusticias espaciales, pero insuficientes por sí mismas. Cambios más generales y amplios en las relaciones de poder y en la distribución de recursos y oportunidades deben realizarse si deseamos que las injusticias sociales, de las cuales las injusticias espaciales forman parte, sean reparadas.

Como espacios esencialmente residenciales es claro que los barrios deben ofrecer a sus miles de habitantes las opciones de un modelo de movilidad que sea sostenible y eficiente. Lo retos están dirigidos a educar a sus residentes y usuarios sobre las bondades de unas formas de transporte organizados y alternativos en donde los desplazamientos regulares sean a pies. y en bicicleta y una red de estacionamientos en su interior que hagan amable su desplazamiento en ellos y favorezcan la peatonizaciòn.  De lo que se tratas es de tener en cuenta los centros de atracción de movilidad locales así como pensar de forma creativa la interconexión entre barrios cercanos.

Proyectos como el Urbantones en Valencia, España sirven de inspiración y muestran un camino, que es con modificaciones y recreación, posible de replicar:

  1. Red peatonal

Deberá ser segura, cómoda y disfrutable para, de ese modo, constituirse como la forma preferida de moverse dentro del barrio.

  1. Gestión de demanda

Creación de APP de información y gestión de servicios de transportes

  1. Extensión a nodos próximos

Mejorar tanto la salida como la entrada a los barrios.

  1. Movilidad activa y sana

El caminar o pedalear deben ser las formas de movilidad preferidas dentro del barrio, permitiendo a sus vecinos desarrollar periodos de actividad física personalizados.

  1. Movilidad asistida y accesibilidad.

Las ciudades están desafiadas a crear posibilidades de movilidad sostenible para las poblaciones con condiciones especiales. Los barrios pueden ser por sus condiciones de cercanía entre los vecinos lugares adecuados para ensayar soluciones.

La creación de proximidad es el primer principio de la movilidad sostenible, porque los desplazamientos próximos pueden realizarse con movilidad activa (caminando o en bicicleta). Pero no basta con que las distancias sean cortas, es necesario que los recorridos peatonales y en bicicleta sean seguros y accesibles, sin barreras. Ello implica una reestructuración del espacio público, hoy pensado fundamental – mente para el vehículo, para generar redes continuas y seguras de movilidad peatonal y en bicicleta, ganando espacio al coche (Carles Llop; Salvador Rueda, 2011; Verdaguer, 2000).

En el centro de estos desafíos se encuentra la educación y sensibilización tanto de residentes como de visitantes potenciales. Como siempre la solución de un problema, a lo que no escapa la movilidad sostenible, pasa por el logro de un cambio cultural o de mentalidad que no se logra sin una estrategia integral en la cual la educación y la participación siempre está llamada a ser protagonista. La seguridad siempre será una excusa, pero una comunidad en la calle disfrutando y viviendo su barrio con intensidad, sirve como disuasorio de actividades del raterismo y la violencia.

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